Gardel, el tango y sus leyes, Vol. 32 (2017), Cartapacio de Derecho, Facultad de Derecho, UNICEN
Gardel, el tango y sus leyes
Ana Turón[1]
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n sus habituales declaratorias de Patrimonio de la Humanidad, la UNESCO incluyó a Carlos Gardel (2003)[i] y al Tango (2009)[ii]. Si bien ambas designaciones nos enorgullecen, tienen implícita una gran responsabilidad de quienes nos dedicamos al tema, como así también de los Legisladores que nos representan y trabajan en la protección y preservación del patrimonio cultural.
Por esa razón, el año pasado presenté en este mismo ámbito una situación de suma gravedad: La exposición pública de reproducciones de documentos atribuidos a Gardel (La Vidriera Irrespetuosa), que acompañé de un anteproyecto de Ley que propone la creación de un Registro de Coleccionistas que permita conocer la existencia y ubicación de documentos originales y su consecuente validación, evitando así la proliferación de “réplicas” que, en oportunidades, sólo contribuyen a desinformar y a tergiversar la historia.
El mencionado anteproyecto de Ley (redactado por los Dres. Juan González Saborido y Norberto Regueira luego de un profundo conocimiento y análisis de la situación descripta) fue presentado al Congreso de la Nación en noviembre de 2011, pero aún no se han obtenido respuestas.
Una mirada retrospectiva por la actitud de las distintas gestiones gubernamentales hacia el tango y Gardel –en forma conjunta o por separado- nos muestra que ninguno de esos temas ha sido valorado con la consideración que merece el Patrimonio de la Humanidad. Por el contrario, desde la prohibición del lunfardo (1943-47) que cercenó la difusión del tango hasta la actualidad, han debido atravesar situaciones por demás adversas.
Mientras que por iniciativas particulares se creó el primer Museo del Tango Carlos Gardel (1958, de muy corta vida) (Revista Cantando de 8 de Junio de 1958), la Academia Porteña del Lunfardo (1962) y la Asociación Gardeliana Argentina (1968), las primeras muestras de apoyo de las esferas oficiales argentinas tuvieron lugar en el extranjero: Por medio de la Cancillería (en Colombia, 1968) y del Consulado (en España, 1970) (Ver Julio Jorge Nelson. Carlos de Buenos Aires s/f (Ca. 1970). Simultáneamente, el Sr. Intendente de Buenos Aires rechazaba la propuesta de la creación de un museo municipal en homenaje a Gardel, arguyendo que “no es argentino y es hijo natural” (Ser Gardel” pxp, 1990).
Claro que la vida del cantor no es competencia de un Jefe Comunal, pero este episodio refleja con claridad el sitio que Gardel ocupaba a comienzos de 1970 y que Mona Maris recordaría con estas palabras: “Hubo una época en que se lo trató de destruir y usar esa imagen como elemento político” (Ser Gardel” pxp, 1990).
Poco a poco la actitud oficial fue cambiando y en 1975 el Senado de la Nación editó el libro “El Tango y Gardel” de Constantino Sobrino, que los diplomáticos argentinos distribuirían gratuitamente en otros países para “robustecer los vínculos que nos acercan y nos unen a lo largo de los meridianos de América...”.
Dos años más tarde, Ben Molar concretó sus gestiones iniciadas en 1965 y por Decreto n° 3781/77, se estableció el 11 de diciembre como “Día Nacional del Tango”, en conmemoración de los nacimientos de Carlos Gardel y Julio De Caro.
Al año siguiente, a un mes de finalizado el Mundial de Fútbol se realizó en Buenos Aires el Primer Simposio Gardeliano en el Alvear Palace Hotel con importantes investigadores de diversos países ante un público que superó las doscientas personas. En el acto de clausura, el Sr. Ministro de Cultura y Educación de la Nación, Dr. Juan José Catalán, “señaló que se había preguntado si un Ministro de cultura debía concurrir a un simposio sobre Carlos Gardel. Afirmó que sí, que solamente una concepción elitista puede decir que el tango no es una expresión cultural”.
Simultánea y paradójicamente, no se permitía la difusión radial de algunos discos de Gardel “por sonido deficiente” ni de los que contuvieran abundantes lunfardismos que atentaran contra la pulcritud del lenguaje (Revista “Casos” (año I, N° 27) del 2-8 de noviembre de 1976); Tania veía amputado su repertorio y Pedro Orgambide presentaba en Chile su obra de teatro “Gardel prohibido” (Orgambide, 1985).
En este marco de censuras que alcanzaron a “El Principito”, al diccionario “Salvat” y a Charles Chaplin (Adellach, 1981), de las películas de Gardel sólo se proyectaban las escenas en que cantaba los elegantes versos de Le Pera.
Para una mejor comprensión de aquellos cánones, son interesantes las palabras que el Tte. Gral. Viola vertiera durante una Conferencia en la U.B.A.: “El teatro, el cine y la música se constituyeron en un arma terrible del agresor subversivo. Las canciones de protesta, por ejemplo, jugaban un papel relevante en la formación del clima de subversión que se gestaba” (Diario “La Prensa”, 26 de octubre de 1979).
Durante aquel “Proceso de Reorganización Nacional” muchos argentinos buscaron el exilio y, sin proponérselo, cumplieron un rol fundamental en la difusión de nuestra cultura y de nuestra identidad en el exterior. Gardel era “lo suficiente (…) para saber quién era yo, de dónde venía” (Lema, 2004).
Pronto regresó la democracia y con ella, el “destape” en que se dio rienda suelta a las libertades recuperadas. El Presidente Alfonsín bailaba el tango y viajó a Toulouse a conocer la casa natal de Gardel.
Ante la proximidad del cincuentenario del accidente de Medellín y la consolidación de Gardel y el Tango –fundamentalmente en el extranjero-, la Fundación Banco de la Provincia de Buenos Aires organizó el “Primer Encuentro de Estudios y Debates sobre Carlos Gardel” con un tentador premio en efectivo y la edición de los trabajos seleccionados.
Por primera vez, una institución oficial mostraba a nuestro artista como un tema de estudio e incentivaba a investigarlo.
Por el mencionado cincuentenario, 1985 fue declarado “año gardeliano”: se realizaron incontables homenajes en todos los ámbitos, se sancionaron y promulgaron leyes con variados enfoques y distintos alcances dando al Cantor del Abasto un lugar protagónico en nuestro país y en el exterior, y se editaron importantes investigaciones de su vida y obra.
Pero ese “año gardeliano” no se había construido sobre cimientos demasiado sólidos -sino sobre la coincidencia de un cincuentenario- y poco tiempo después comenzaron a desvanecerse las manifestaciones de apoyo. Así, el Primer Congreso Mundial Gardeliano (1988) no se realizó en Buenos Aires, sino en La Habana (Cuba) y no contó con la presencia de argentinos, aunque sí con las ponencias de Héctor Ernié, Raúl March y Juan Lanutti (Diario “El País”, Montevideo, Uruguay, 21 de julio de 1989).
El centenario del nacimiento de Gardel se conmemoró en 1990, bajo la presidencia del Dr. Carlos Menem, y el Honorable Congreso de la Nación fue escenario de un homenaje.
El 28 de junio, por Decreto 1235 del Poder Ejecutivo Nacional, se creó la Academia Nacional del Tango, dependiente del Ministerio de Educación y la Secretaría de Cultura de la Nación mientras que la Embajada de Argentina en Ecuador editó en Quito un libro titulado “Al Troesma desde la mitad del mundo”, homenaje de argentinos que alcanza a aquel lejano público.
En 1991, finalmente, se oficializaron las muestras de homenaje que desde 1936 Gardel recibía en cada aniversario de su muerte, al instaurarse el 24 de junio “Día del Cantor Nacional” por Ley Nacional 23.976. A partir de entonces Gardel queda incluido en las efemérides escolares, hecho que implica al menos una clase alusiva al año. Sin embargo, no integra los programas de estudio del Magisterio, por cuanto su cumplimiento queda librado a la buena voluntad de los docentes.
Simultáneamente, la Municipalidad de Buenos Aires fundó la Universidad del Tango, actualmente Centro Educativo del Tango de la Ciudad de Buenos Aires (CETBA), ofreciendo el Instructorado de Historia del Tango y el de Tango Danza, con títulos oficiales. Se trata del estudio sistematizado, con evaluaciones y exigencias en cuanto a asistencias y calificaciones, que además ofrece talleres y seminarios gratuitos de 8 clases sobre la Historia del Tango.
Era evidente la intención de recuperar el patrimonio cultural del tango y el interés que despertaba en el público quedó plasmado en la creación del Canal televisivo “Volver”, que compensaba la falta de difusión de nuestro viejo cine en otros medios.
En tanto, en Oaxtepec (México) se realizó el Segundo Congreso Mundial Gardeliano, que –como el anterior- no contó con ninguna participación de las esferas oficiales de Argentina, ni siquiera como auspiciante nominal (Diario “El país, Montevideo, Uruguay, 21 de julio de 1989).
En 1995, al cumplirse 60 años del accidente de Medellín, el Congreso Nacional promulgó la Ley 24.529 mediante la cual se establecía el emplazamiento de un monumento a Gardel que en la esquina de Libertador y Tagle, en medio de un anfiteatro con forma de guitarra con capacidad para 250 espectadores y subsuelo destinado a museo. La Academia Porteña del Lunfardo, impulsora del proyecto, recaudaría los fondos por medio de una suscripción popular y se inauguraría el 11 de diciembre de 1997 Diario Clarín, 23 de junio de 1996, pero fue ésta una de las tantas leyes aprobadas y nunca puestas en práctica. Cuando el monumento al Cantor estuvo finalizado, el Presidente Menem obsequió esa obra a su par francés, M. Jacques Chirac, con la intención -que tampoco se concretó- de emplazarla en una estación de “métro” parisina.
Como en un intento por revertir las cosas, el 14 de agosto de 1996 se sancionó la Ley 24.684 también conocida como “Ley del tango” (reglamentada el 4 de junio de 1998 por Decreto n° 627), que lo declara patrimonio cultural de la Nación, considera de Interés Nacional su difusión, estudio y conservación de documentos; exime estas actividades de contribuciones impositivas, establece un régimen preferencial aduanero y dispone que las dependencias estatales actuantes en el exterior incluyan referencias acerca del tango.
Simultáneamente, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y la Mairie de Toulouse realizaron un concurso para escuelas secundarias, incentivando a los jóvenes a investigar la vida y la obra de Gardel con el atractivo premio de un viaje a la ciudad natal del Cantor para toda la división áulica del trabajo ganador.
Para alcanzar otros públicos, el gobierno provincial realizó el “Primer Congreso de Identidad Bonaerense”, destinado a docentes, artistas, investigadores, antropólogos, etc.
Pero mientras las autoridades de la Provincia de Buenos Aires fomentaban el estudio en favor del afianzamiento de nuestra identidad, del otro lado del Plata se convocaba a un concurso de cuento y novela, cuyo personaje central debía ser Gardel. La organización estaba a cargo del Departamento de Cultura de Montevideo, la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay, la Municipalidad de Tacuarembó y el diario El País, y el premio prometido de 5.000 dólares. Este hecho explica la abundancia de ficciones publicadas en los últimos años, muchas veces citadas en trabajos con intenciones investigativas. Es obvio que la fantasía atenta contra la historia científicamente documentada y lamentable que los investigadores carezcan de un incentivo de esta naturaleza para realizar nuevos trabajos o finalizar los que tienen en carpeta.
En tanto, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionaba el 14 de diciembre la Ley N° 130 tendiente a la difusión del Tango, a su preservación y recuperación, que se promulgará el 14 de enero de 1999 por Decreto N° 37/99.
Pese a la creación de la Academia y la Universidad del Tango y a las facilidades que otorgaba la estabilidad monetaria, durante los dos períodos gubernamentales menemistas predominó la reedición de viejos libros por sobre la creación de nuevos trabajos: los publicados en 1990-91 fueron en adhesión al centenario de su nacimiento, pero no se registran iniciativas oficiales que promovieran investigaciones de ninguna naturaleza.
El nuevo milenio encontró al Abasto en pleno proceso de restauración, a muchos historiadores gestando sus libros, y a Don José Gobello concretando –aunque con sustanciales modificaciones (Ley 24.931) - su proyecto de erigir un monumento en homenaje a Gardel en el Abasto, cuya inauguración tuvo lugar el 23 de marzo de 2000.
La revista “Ahora” destacaba el impulso económico que significaba para los comerciantes el moderno shopping mientras la casa de Gardel continuaba sumida en el abandono. El empresario Eduardo Eurnekian –que la había adquirido en 1996- la donó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y fue inmediatamente transferida a la Dirección General de Museos. A comienzos de 2002, en medio de una tristemente memorable crisis económica, social y política, abrió sus puertas cumpliendo el sueño largamente acariciado por muchas generaciones.
En medio del desconcierto y confusión producidos por una inédita acefalía gubernamental, Gardel estaba tan desprotegido como el resto de los argentinos, como en una nebulosa. Coincidente o consecuentemente, se formó el Centro de Estudios Gardelianos con el objetivo de “recuperar a Gardel a través de la verdad histórica”, para lo cual realizó en el año 2003 el último Congreso Internacional que sobre el tema hubo en nuestro país.
Así como el Simposio de 1978 había tenido por finalidad determinar si el Cantor era un mito o una realidad, las Jornadas Tanguísticas de 1985 lo analizaron desde la óptica de su arte, el Encuentro de Estudios y Debates de 1986 desmenuzó uno a uno sus distintos aspectos, este Congreso tuvo por fundamental objetivo revalorizar las pruebas documentales de su nacimiento. En inconsciente sintonía, sucedía con Gardel lo que con aquellos Nietos y, para recuperarlo, se propuso realizarle un examen de ADN, práctica habitual en los restos de las víctimas de los ‘70.
El presidente Kirchner asumió el mandato en mayo de 2003 y, aunque no fue la cultura el eje de su gestión gubernamental ni el tango la música de su preferencia, tampoco propició impedimentos ni manifestó antipatía alguna.
Fue en este contexto que, como se mencionó al comienzo, la UNESCO declaró la voz de Gardel Patrimonio de la Humanidad[2].
En tanto, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires organizó el Campeonato Mundial de Tango, evento que, por estar dedicado a la danza, no incluye al Cantor. Para las parejas de baile participantes el símbolo del tango es el bandoneón, que poco a poco comenzó a reemplazar a Gardel en la folletería publicitaria y en los Monumentos al Tango, en el mundo entero.
Otra confusión se generó entonces: Durante las dos semanas de agosto en que se desarrolla, “Buenos Aires se viste de Tango”, desdibujándose la fecha del 11 de Diciembre que, además de la danza, incluye otras manifestaciones no sólo artísticas y especiales recordaciones a Gardel y a Julio De Caro.
En 2006 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la Ley 2264 (“de Mecenazgo”) con la finalidad de estimular e incentivar la participación privada en el financiamiento de proyectos culturales que, si bien no son exclusivos del tango, lo incluyen. También por esa fecha se declaró Monumento Histórico la bóveda y el Mausoleo de Gardel, primera figura popular merecedora de tales lauros. El interés que el tema despertó en el Asesor Legal de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos, Dr. Oscar De Masi, se materializó en el libro “La última esquina de Carlos Gardel. Historia y estética de su mausoleo”, en 2007, en Buenos Aires, mediante la editorial Eustylos.
En diciembre de ese mismo año y luego de una lucha de casi dos décadas, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, instituyó el 14 de Octubre como “Día del Coleccionista de Tango”. El breve articulado señala de manera generalizada que “El Poder Ejecutivo implementará (…) actividades específicas que den a conocer la importante tarea de preservación del patrimonio cultural que realizan los coleccionistas de tango”.
Como vemos, en la primera década del siglo XXI había mucho camino por recorrer, mucho material para ordenar, mucho patrimonio para revalorizar.
La amnesia cultural que habíamos sufrido derivó en una lamentable falta de formación profesional y así fue que los Ministerios de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación auspiciaron exposiciones de documentos apócrifos atribuidos a Gardel.
En ese contexto fracasó también mi proyecto de abrir al público y legar a mi ciudad de Azul el “Museo del Libro Gardel y su Tiempo”. El Concejo Deliberante lo aprobó por unanimidad y la Cámara de Diputados de la Provincia lo declaró de “Interés Legislativo”, pero pronto se diluyó en una indiferencia que aún hoy persiste. Paradójicamente, Azul es subsede del Campeonato Mundial de Tango, lo cual muestra la preeminencia de la que goza el espectáculo y el entretenimiento por sobre las investigaciones históricas.
El lenguaje ideológico del tango ha sido reemplazado por el corporal vaciándolo muchas veces de contenido, desconociendo el lenguaje y olvidando a sus creadores.
Posiblemente ello se deba a que la máxima responsabilidad del ámbito cultural –y no pocas bancas intervinientes en las legislaciones mencionadas- están desde hace décadas en manos de artistas quienes, por su formación, dan prioridad a la creación por sobre el estudio y la adquisición de conocimientos. Así, la difusión del tango se centra casi exclusivamente en festivales de danza y canto, mientras los intentos por promover su poesía, su filosofía, el estudio de su historia, en franca desventaja con las expresiones artísticas, no encuentran el apoyo oficial que necesitan.
Cada uno de los puntos aquí planteados puede y merece desarrollarse in extenso analizando las causas, situaciones circundantes y consecuencias para prevenir futuros perjuicios análogos a los ya sufridos.
Este resumen sólo pretende mostrar hasta qué punto, voluntaria o involuntariamente, las actitudes gubernamentales influyen en Gardel, es decir en nuestra más auténtica Voz.
Referencias bibliográficas
ADELLACH, A. (1981): Argentina cómo matar la cultura, Madrid: Revolución.
LEMA, Vicente Z. (2004): El Bronce que Sonríe. El mito, el Hombre y la Parca, Buenos Aires: Ediciones Continente.
ORGAMBIDE, Pedro (1985): Gardel y la Patria del Mito, Buenos Aires: Legasa.
[1] La autora es investigadora. Coleccionista de libros de Gardel. de Museo del Libro "Gardel y su Tiempo"